La (Hu)ida 2.0
Bueno chicos, me voy. De nuevo. Strike two. Partido de vuelta. Segundo aire. La “mañanera” y todas esas acepciones que remarcan una segunda oportunidad en la vida.
Hace exactamente un año, mis pasajes decían “Santiago – Barcelona – Santiago”. Esta vez, para el 1 de enero, los dados apuntan un poco mas lejos, 6 horas y como 1.500 dólares mas.
¿Por qué? Quien sabe. Primero, porque quiero. Mi vida ha sido cambiarme cada dos años, en promedio, de casa, barrio, ciudad o región, y supongo que ya me pican las patas de estar, casi seis años, en Santiago. Aparte que la oportunidad esta ahí, pues en mi caso no ha significado un gran sacrificio monetario esto de largarme de cuando en cuando, y esta no es la ocasión, aunque el destino sea la apartada isla de Nueva Zelanda, el costo personal ha sido como el 30 por ciento del valor total del viaje, visa de trabajo incluida.
Pero el tema no es el porque me voy, sino el por que diablos no me quedo. En esto, y no quiero que suene a escarnio publico, un elemento clave ha sido la mujer que amo. La misma que deje en Stgo. el 2005, y que, de no mediar alguna desgracia (o bendición) mayor, dejaré nuevamente en esta gris capital que he aprendido a querer de a poco.
Y es que es difícil explicar esto de cometer la misma “estupidez” en un año, pero no creo que le deba alguna explicación a nadie mas que a ella. Y vaya que ha sido incomodo cada puta vez que tarados dicen cosas como “y la vas a dejar sola???”, para poner la sonrisa de idiota y decir “si pus, la pucha, pero hay cosas que ni que”.
Es que al final es eso. Y si por A, B o C motivo tuviera que volver rapidito (como lo hice desde la ciudad condal hace un año), encantado estaría de seguir con ella, trabajar acá y hacer todo lo que se supone uno debe hacer cuando ama a una mujer. Pero acá entra la otra mitad de la ecuación.
Si voy a estar con la mujer que amo, quiero que sea bien, sin compartir pieza en la casa de sus o mis padres. Si vamos a tener hijos, que ojalá tenga una pieza para el, para que aprenda a ser independiente. Y aunque todo eso podría tenerlo ahora, como muchos conocidos lo tienen, antes de eso quiero recorrer un camino profesional. Y te juro que terminado eso, llevaremos a cabo los planes que algún día trazamos juntos.
Porque si te amo, aún te amo, y de seguro te seguiré amando, pues esta nueva ida, huida, escape, viaje o como quieras llamarlo no altera en nada lo que hemos vivido. Puede que retrase un poco el futuro, pero dos años en el marco general de la vida es nada. Espero refregártelo en tu cara en unos años mas.
Hace exactamente un año, mis pasajes decían “Santiago – Barcelona – Santiago”. Esta vez, para el 1 de enero, los dados apuntan un poco mas lejos, 6 horas y como 1.500 dólares mas.
¿Por qué? Quien sabe. Primero, porque quiero. Mi vida ha sido cambiarme cada dos años, en promedio, de casa, barrio, ciudad o región, y supongo que ya me pican las patas de estar, casi seis años, en Santiago. Aparte que la oportunidad esta ahí, pues en mi caso no ha significado un gran sacrificio monetario esto de largarme de cuando en cuando, y esta no es la ocasión, aunque el destino sea la apartada isla de Nueva Zelanda, el costo personal ha sido como el 30 por ciento del valor total del viaje, visa de trabajo incluida.
Pero el tema no es el porque me voy, sino el por que diablos no me quedo. En esto, y no quiero que suene a escarnio publico, un elemento clave ha sido la mujer que amo. La misma que deje en Stgo. el 2005, y que, de no mediar alguna desgracia (o bendición) mayor, dejaré nuevamente en esta gris capital que he aprendido a querer de a poco.
Y es que es difícil explicar esto de cometer la misma “estupidez” en un año, pero no creo que le deba alguna explicación a nadie mas que a ella. Y vaya que ha sido incomodo cada puta vez que tarados dicen cosas como “y la vas a dejar sola???”, para poner la sonrisa de idiota y decir “si pus, la pucha, pero hay cosas que ni que”.
Es que al final es eso. Y si por A, B o C motivo tuviera que volver rapidito (como lo hice desde la ciudad condal hace un año), encantado estaría de seguir con ella, trabajar acá y hacer todo lo que se supone uno debe hacer cuando ama a una mujer. Pero acá entra la otra mitad de la ecuación.
Si voy a estar con la mujer que amo, quiero que sea bien, sin compartir pieza en la casa de sus o mis padres. Si vamos a tener hijos, que ojalá tenga una pieza para el, para que aprenda a ser independiente. Y aunque todo eso podría tenerlo ahora, como muchos conocidos lo tienen, antes de eso quiero recorrer un camino profesional. Y te juro que terminado eso, llevaremos a cabo los planes que algún día trazamos juntos.
Porque si te amo, aún te amo, y de seguro te seguiré amando, pues esta nueva ida, huida, escape, viaje o como quieras llamarlo no altera en nada lo que hemos vivido. Puede que retrase un poco el futuro, pero dos años en el marco general de la vida es nada. Espero refregártelo en tu cara en unos años mas.