lunes, octubre 09, 2006

Chavez - ONU - Chile

Tras una larga ausencia por trabajo y drogas, vuelvo al blog. Sin embargo, esta vez el tema será contingencia nacional. De aquí al 3 de noviembre. Esa fecha doy mi examen de grado y estoy de cabeza estudiando. Y para preparar mi examen, escribiré columnas sobre diversos temas de actualidad. En esta primera entrega, comenzamos con lo obvio: Chávez.

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Por motivos bastante claros, Hugo Chávez se ha transformado en, quizás, el único referente que el mundo tiene de América Latina. Entre petrodólares, declaraciones con acidez estomacal y saludos de abrazo y besos con algunos pares del continente, el mandatario venezolano es el nuevo Fidel, y no se avergüenza (porque debería?) de catalogar al convaleciente comandante verde olivo como su máximo referente. Después de Bolívar, claro está.

En este orden de cosas, la elección de Venezuela como miembro no permanente al Consejo de Seguridad de la ONU, en reemplazo de Argentina, se ha transformado, por culpa de Chávez mismo, en un asunto artificialmente esencial, donde el apoyo a Caracas o Ciudad de Guatemala es estar pro EEUU o Chávez, o contra EEUU o Chávez. Pero esta discusión, además de ser bizantina, y repito, artificial, tiene bastante poco asidero practico, independiente de los argumentos que existan para estar a favor o en contra de el mandatario venezolano, Y es que la ONU es un organismo de papel frente a lo que significa Washington. La ultima invasión a Irak y otros eventos han dejado en claro que el organismo mundial tiene poco valor a la hora de establecer su programa, específicamente en lo que respecta a fenómenos militares.

Pero en Chile, país hiperventilado en cuanto a decisiones diplomáticas se refiere, el voto de Bachelet ha alcanzado ribetes políticos y sociales de calaña indescriptible. Y mientras unos argumentan que se debe apoyar el bloque regional, considerando que de toda la zona, Caribe incluido, solo México, Perú y Colombia no están con el bolivariano, otros arguyen la facilidad que tienen Chávez para despotricar contra quienes no le hacen nanai en el lomo, lo que sumado a la historia de encontrones entre Santiago y Caracas (la playa boliviana y demases), y al reciente pacto militar Evo-Hugo, se complica la votación de este mes. Y ni hablar del TPI y las consecuencias que puede traer ese voto con respecto al apoyo militar entre Estados Unidos y Chile.

Pero hay que aclarar un par de cosas. Primero, y lo mas practico, es que la lógica dicta que este voto no tendrá ninguna consecuencia, pues ningún país tiene asegurada la mayoría. Chavez, de seguir hablando de olor a azufre, difícilmente la alcance, y Guatemala, por culpa del mismo caraqueño, se ha transformado en el delfín de Washington, sea o no sea la realidad.

Segundo, y esto es clave, es que Chile ya ha dado muestras de independencia frente a Estados Unidos. Ocurrió antes de la invasión a Irak, y no afecto en nada las relaciones entre la Casa Blanca y el Palacio de la Moneda. Lo mismo ocurrirá acá. Tanto Santiago como Washington saben que las consecuencias del voto de Chile son nulas. No es definitivo.

Sin embargo, lo mas importante es que Chile tiene el reconocimiento mundial de ser un país serio. No sabemos si el mundo político lo sabe, pues poniéndose a la altura del mandatario venezolano en las declaraciones (¿¡que es eso de genéticamente pro norteamericano?!) no ayuda a la imagen en nada. Pero sea como sea el asunto, debemos entender, y esto va para los mas hiperventilados, que este voto, además de no tener consecuencia practica alguna, no significara apoyar la personalidad ni de Bush ni de Chávez. Es solo un voto mas, de los tantos existentes en la historia estatal de Chile, y como tal, quedara en el olvido tan rápido como el Caso Mop Gate o los sobresueldos.