lunes, abril 17, 2006

Santa Semana

En algún momento de esta Semana Santa, mi madre me contó que, antiguamente, sus semanas santas era horribles. Sólo música sacra en un hogar donde estaba prohibido cantar, reírse e incluso, hablar muy fuerte.

Ya en mis tiempos, recuerdo que en las radios la parrilla musical, si bien no era sacra, predominaban las baladas de todo tipo. Como que no había que remecer nada. Y bueno, el tema de la carne era sagrado.

Pasados los huevitos de chocolate y los viajes a Algarrobo, el asunto se transformó en un fin de semana largo más, con carretes al por mayor, asados cuando se pudiera y todo lo que implican tres días de juerga.

Hoy, a mis 27 años, volví a Algarrobo. Y me aburrí como ostra. Como no había huevitos de chocolate, las expectativas no fueron dulces. Y aunque mi madre lanzó la brillante idea de esconderme seis latas de Brama en varios rincones helados de la casa, pareciera que en este fin de semana se juntó todo el aburrimiento que debí haber padecido en los 26 años anteriores de Semana Santa.

¿Existe algo peor que estar aburrido? Si claro, el SIDA en África, los familiares de Detenidos Desaparecidos y un largo chorizo de sufrimientos humanos indescriptibles, pero mantengamos las cosas en perspectiva.

¿Hay algo peor que esa sensación de que nada ni nadie te va a sacar de ese estado catatónico donde todo lo que te rodea es inútil? Mirar el techo mil veces y repetir “ahí no esta la clave para entretenerse. Leer El Sábado por quinta vez y encontrar fome a Liberty Valance. Ver por trigésima primera vez “Jesús de Nazareth”. Conectarse 200 veces a La Tercera, esperando que, por el refresh 76, haya caído un avión en los Campos Eliseos, o al menos que Pinilla haya hecho un gol.

Pero no. A esta alturas, Jenna Jameson me parece desabrida, fumo para mover los dedos, mi piernas están heladas, y creo que mi bisabuela, que duerme hace tres horas, debe sentir emociones más fuertes que las mías. Envidio a las ostras solteras y me veo en la obligación de tomarme algunos de mis huevos de chocolate.

En días como hoy, hasta mis vicios me aburren.

4 Comments:

At 10:56 a. m., Blogger macapop said...

Pero si cada día feriado tiene un objetivo, amigazo. Mire:
La navidad es pa comer. El día del trabajador es para pajearse, la semana santa es paL pescado frito, corpus christi es pa que todos los weones pregunten ¿por qué hoy es feriado?, el 18 es pa tomar, el año nuevo pa wevear y así suma y sigue. Aburrirse es optativo. Yo esos días no comí pescado, aunque me habría encantado. En compensación, me comí como 1 kilo de pan con jamón. Será pecado? El jamón.. el cuerpo del animal..

Saludors.

 
At 3:04 p. m., Blogger Kathy_C said...

Lo único que pone fin al aburrimiento es una idea genial, creativa y que te mantiene activo por meses... o, el suicidio.

Le deseo suerte =)

 
At 10:58 a. m., Anonymous Anónimo said...

Te hice falta...

 
At 9:04 p. m., Anonymous Anónimo said...

A mi juicio, aburrirse es estrictamente necesario, sino no habrían instancias para reflexionar sobre lo bien que lo has pasado en otros momentos. Además, sirve para extrañar a los amigos, los carretes, los amores, y todo lo que en ese momento no tienes a mano.

 

Publicar un comentario

<< Home