domingo, abril 09, 2006

Nuestro mejor índice


Maní barato y pencas dulcecitos de cortesía amenizan el combinado a elección, que igual importa un carajo porque, sea ron, pisco o whisky, suele ser de dudosa calidad. Esto, en un entorno iluminado por ampolletas de 40 watts tenues, una generosa instalación de espejos en techos y paredes, y un televisor de 12 pulgadas, sin control remoto, que en algún canal azaroso, generalmente el 2, 3 o 4, pasan una película en VHS donde las vergas son descomunales, los gemidos a granel y el tracking de la cinta es pésimo.

El espacio que entregan la mayoría de los moteles en Santiago suelen ser risibles. Algunos, dependiendo del bolsillo del consumidor, son de frentón ordinario. Puertas cuyo seguro es el típico ganchito de las ventanas antiguas, con una aislamiento auditivo inexistente, lo que no solo te permite escuchar las copuchas de las señoras del servicio, sino también la juguera que prepara una vaina de horrible sabor, debo agregar.

Cuando las vergüenzas descritas anteriormente son superadas de manera digna, existen otros elementos que causan risas. Y como el sistema sanitario es enorme, las interconexiones entre baños dan paso a un canal auditivo tan claro como la telefonía satelital. Así, podemos escuchar a damas de dudoso origen social cantando “haciendo el amor, haciendo el amor, toda la noche”, mientras se ducha con su pareja que, efectivamente, le hace el amor.

Sin embargo, y aunque esto depende de los asistentes, la previa y el cierre al ya indigno estribillo anterior deja recuerdos memorables. Pequeños espacios que asemejando confesionarios cerrados con cortinas, adornan los pasillos de algunos moteles, donde los enamorados deben esperar su turno. Y aunque la dama de servicio estime conveniente dicha medida, es poca la privacidad que existe cuando el cuchicheo está a la orden del día tras la desaforada advertencia de doña Rosa, que grita a doña Juana “Oye!!! No quedan con jacuzzi!!!”.

Tras las risas, decido retirar a mi compañera de tan indigno lugar, del cual éramos asiduos asistentes sólo por el jacuzzi. La noticia no cayó del todo bien a dos damas del servicio, que cuando nos vieron salir, corrieron a buscarnos. De haber ido a pie, la vergüenza hubiese sido peor, puesto que las ubicaciones de ciertos moteles son populosas, y no faltan los imberbes que eligen ese momento de rubor, vista al suelo y caminar rápido, para gritar cosas como “le temblan las cañuelas socio” o el ya clásico “wena cuñao”.

Pese a todo esto, seguimos mirando con orgullo las cifras internacionales, que ubican a Chile como el país con mayor moteles per cápita. Somos los chilenos cacheros, El Chacal de Nahuelcatre, da lo mismo si es en un lugar decente o en la Pica de On Chito. La wea es que culiamos harto. Amén.

11 Comments:

At 9:35 p. m., Anonymous Anónimo said...

Moteles. Que recuerdos de adolescencia, cuando el "pololo" vivía con los papás y su madre era realmente "católica" (más bien cartucha). Creo que en tu relato queda de manifiesto el pésimo servicio al cliente que tenemos en Chile, porque si de confidencialidad se trata, acá nos sacamos un cero!
Pero bueno, la verguenza de ser interrogado por una vieja gritona es un precio digno de pagar si hay un buen jacuzzi que disfrutar... :)

 
At 7:09 p. m., Blogger MartinaMartinez said...

mmmm...honestamente....jamás he estado en un motel....por motivos amorosossss, peeero, he estado en miles por motivos familiares (quedarse en un motel en la carretera es más barato que quedarse en un hotel en la ciudad), asi que conozco hartos a lo largo de Chile, y jamás me ha tocado uno así... (bueno, igual creo que mis padres elegían moteles decentes para alojar a sus chicocos)...
Pero....a qué moteles llevas a tu damisela?....o sea, en los que me quedaba yo no eran pa nada caros, y tenían bastante decencia (salvo en algunos que te expulsaban del recinto a las 6 horas, o la vez que entró una pareja calentona a mi pieza por equivocación)
...bueno, en general eran de los moteles con cabañita, por lo que jamás escuché quejidos...y los sanguchitos a la habitación eran bien ricos. No puedo hablar de los copetes porque no me permitian beber en esa época.

Bueno, en Stgo nunca estuve en uno..:P

 
At 12:16 p. m., Blogger Niko Rojas said...

buena pregunta.

 
At 3:29 p. m., Blogger Dalbrecht78 said...

Varios, de todo tipo, dependiendo del estado de ánimo y el bolsillo.

 
At 4:51 p. m., Blogger macapop said...

Me acordé del Sol y Luna con esta wea xD

Saludors!

 
At 6:09 p. m., Blogger Kathy_C said...

La primera vez que me quedé en un motel, fue con una amiga porque no teníamos dónde quedarnos en Santiago. Claro que nos pintaron el medio mono y nos desconectaron el televisor que sólo mostraba peliculas porno, porque nosotras éramos "niñas".

Otras veces, aprendí que los moteles no eran para ir con amigas y fui con amigos.

Ahi comenzó la verdadera exploración. SIn duda, la peor parte es la entrada y la salida. Más bien, la salida. Sobretodo cuando hay que mirarle la cara a alguien: la mueca de sonrisa es inevitable.

Ay no sé. Igual los encuentro insalubres. Cuando he hecho uso de algún motel, rezo porque no se me venga a la cabeza ningun pudor o si no, echaré a perder el momento.

K.

 
At 2:08 a. m., Blogger Nata´s said...

mmmm


perdon llegue re cansada sin ganas de leer

pero paso pork tuvo bueno k pases vos!..
gracias!

paso mas seguido por aca:D

 
At 12:38 p. m., Blogger macapop said...

Oye, al monet tb fui xD la pieza comic..

La wea xD

 
At 2:21 p. m., Blogger Dalbrecht78 said...

yo fui a la Moulin Rougue... muuuy recomendable...

 
At 12:42 p. m., Blogger caro.rodriguez said...

no opino... unca he ido a un motel y le tengo ganas... esto devivir sola me deja allibre albedrio...pero esos tour son de antologia...ah ya yo tb quiero!! lo voy aproponer!!!
jajaja
chau que estis bien

 
At 6:19 p. m., Blogger Rick_Head said...

Ejale, creo que los moteles acá son súper mal visto y juzgados, pero lo que más se hace en Chilito es culiar a escondidas jaja. Aunque tb nos encontramos con la casi gral desaprobación femenina en estos temas donde vuelvel al conservadurismo más dogmático, y sin auto, mejor ni se lo propongas jaja.

 

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